27.3.06

El misterio de Moreau

Epifanio Moreau era una persona que, a pesar de caracterizarse por cierta excentricidad, hacia amistades con tremenda facilidad, y por una mezcla de descuido matemático y euforia llego a tener más de cien amigos y algunos miles de conocidos.
Este inmenso hábitat social, que lo rodeaba, hace aun más extraño el hecho de que desapareciera sin dejar ningún rastro firme sobre su paradero. Solo vagos rumores de gente sin vida propia que se dedica a comentar la de los demás.
Para explicar esta desaparición, existen tres teorías principales con infinitos matices cada una:
Algunos afirman que renegó de la sociedad moderna y se fue a vivir a una reserva aborigen, y justifican esta hipótesis alegando que, en los meses antes de desaparecer, Epifanio, había estado estudiando las culturas aborígenes y releyendo a Diógenes el cínico, al cual citaba cada vez que el era posible.
Otros, luego de revisar las casillas de e-mail de Moreau y ver una importante cantidad de información sobre las culturas mayas y aztecas, junto con una importante cantidad de mapas ruteros de Latinoamérica, creían demostrar su huida hacia el norte, aunque diferían entre ellos si lo había hecho hacia Perú, Colombia o Méjico.
A pesar de haber dos teorías aceptablemente sólidas sobre la desaparición de Moreau se conjeturó una tercera, aunque mucho menos difundida.
Un pequeño grupo, compuesto por los que estaban más en contacto con su bohemia, afirman que está, incluso en este momento, encerrado en su departamento, escribiendo una novela, única en su estilo, que le exige un aislamiento total.
Entre las pruebas que presentan se encuentran: todas las pruebas que exponen los otros dos grupos, la declaración de un anciano, dueño de un pequeño almacén, que dice haberle vendido alimentos para varias semanas y una gran cantidad de tequila a un joven de unos treinta años de largas barbas y cabellos, el video de seguridad de un cajero automático que lo muestra sucio y harapiento y, finalmente, la afirmación de eclesiásticos de que el demonio se ha vuelto invisible y se ha mezclado con el rebaño.
El misterio de Moreau sigue sin resolver, aunque son cada vez más los que afirman que él se mueve entre nosotros como un rayo de sol: invisible para quien lo mira por los lados, insoportable para quien lo ve de frente.

14.3.06

De cuanto odio a los curas o Sade del siglo XXI

En honor a Donatien Alphonse François, el marqués de Sade.
Una mente iluminada en una época de oscuridad.

Termino de enjuagarme la espuma del shampoo y puedo comprobar que efectivamente mi pelo quedo mas limpio y brillante, tal como anunciaba el envase en estridentes letras verdiazules. Me seco con una suave toalla de algodón y me pongo unos jeans de un extraño azul metalizado, una remera manga corta y unas zapatillas de un material que simula el cuero de algún animal que nunca existió.
El vapor, duplicado por gracia del espejo, entorpece mi peinar y al cabo de unos segundos salgo presionando una perilla que apagará la luz. Camino hasta mi escritorio y tomando el celular envió las fotos que tengo ahí almacenadas a un satélite y de vuelta a la computadora que esta sobre el escritorio, me siento, les retoco unos detalles, un cascada por ahí, un árbol por allá y se las envió por e-mail a un amigo de Moscú que nunca vi, pero se llama krit328, con un breve comentario describiendo mis vacaciones en las cataratas de Niágara. Me impulso, aún en la silla, y me deslizo hasta en frente al televisor y mientras veo un documental en el que describen de cuantas formas podría ser, y será, destruido nuestro mundo en el transcurso de miles de millones de años, pienso en el largo camino que hemos recorrido desde nuestros primitivos antepasados. De cuanto más evolucionados somos que aquellos arcaicos simios que pintaban animales en las profundidades de las cavernas, dándose licencias para dibujar unos muslos mas grandes y relamerse pensando en el festín que seria si lograra atrapar uno, y modificaba algún otro atributo y mas se relamía.
Que triste me sentiría si supiera, pero no sé, que dos cuadras mas al este una manada de esos seres se abalanzan al interior de un gigantesco monumento, mientras que en algún otro lugar, a solo unos metros de distancia, hay un pequeño ser que pinta sus deseos y se relame, le agrega un poco mas de bondad y agranda su deidad, y se relame, se lo imagina como un pequeño niño y se masturba tratando de llegar al paraíso, y se limpia rápidamente en su sotana para dar la misa de las ocho.