28.6.06

El mundo de los sueños

Desde pequeño recuerdo la lucha entre dos mundos que se alternaban irremediablemente, cada vez más reales y cada vez menos discernibles uno del otro.
Una gran puerta colocada horizontalmente a unos centímetros del suelo me conducía de un mundo a otro, aunque difícilmente pude alguna vez saber cual era el verdadero y cual el otro.
Uno de los mundos era terriblemente errático, o tal vez los dos atravesaran lapsos erráticos y otros lineales, pero nunca pude discernirlo así. Algunos dicen que son infinitos mundos, pero como bien se sabe una puerta tiene solo dos lados, por lo tanto son solo dos los mundos.
Cada vez que llegaba a uno de los mundos me convencía de que ése era el real, y todos así me lo afirmaban, me instigaban a olvidar el otro, a negarlo como una absurda alucinación, me exponían demostraciones irrefutables de la realidad de ése mundo y terminaba por aceptarlo como real, hasta que los instintos me arrastraban a la puerta y la anterior seguridad se derrumbaba.
Las mismas personas habitaban en los dos mundos, aunque quien fuera un cura en un mundo podía ser un irrecuperable pedófilo en el otro, o quien fuera el presidente aparecía como un ladrón en el otro. Muy raras veces yo fui yo en ambos mundos, pero aprendí a soportarlo.
Recuerdo un día en un mundo, no se cual de los dos, en que gracias a un gran esfuerzo pude volar por mis propios medios. Al principio solo pude flotar a unos pocos centímetros del suelo, pero luego lo hice con la gracia del fénix y me volví soberbio. Esforzándome cada vez menos me volví cada vez más poderoso y pude hacer todo lo que quise y todo careció de sentido.
Finalmente resolví aceptar al otro mundo como verdadero, todos me apoyaron, me dijeron que había hecho la decisión correcta y hasta yo llegue a creerlo y desearlo así. Sigo visitando a éste mundo, aunque cada vez es más parecido a aquel. Por alguna razón que escapa a mis conocimientos, los de ambos mundos, voy perdiendo mis poderes y el mundo me empieza a someter, pero cuando vuelvo al otro mundo, al real, recuerdo que este mundo es una ilusión, así como fueron mis anteriores poderes, por lo que no lamento la perdida ni festejo mis logros. Tal vez algún día ambos mundos se tornen idénticos, o aprenda a controlar mis instintos y deje de atravesar la puerta, entonces podré vivir una sola vida como la mayoría de la gente. O tal vez, algún día, vuelva a aceptarlo como verdadero y entonces… no, seria una locura, aquel es el único mundo verdadero.

4 comentarios:

Leticia dijo...

Che... Anazazi, viste que entre los "anuncios google" que aparecen al principio de tu página, hay uno del Espíritu Santo y cómo recibirlo?????
jajajajajaja Flor de paradoja!!!!
¿o acaso estás tratando de captar creyentes para convertirlos a ateos???
El fin justifica los medios.....

R. D. Anazasi dijo...

Jaja si, en realidad yo no elijo los anuncion, aunque puedo bloquearlos, pero me da fiaca, que aparezca si quiere, de todas formas me pagan ;) Aunque dudo que algun lector mio sea tan bruto como para creerse ese cuento

Anónimo dijo...

Hola Rodrigo! no creo te acuerdes de mí, compartimos el taller de Griselda... muy bueno el blog, realmente muy buenos los textos, un placer seguir leyendo producciones tuyas en otro ámbito. Suerte!

Anónimo dijo...
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